Uno de los lugares más extraños de la tierra se encuentra en el norte de Etiopía, una zona desprovista de cualquier signo de vida, ni animal ni vegetal. Charcos de agua iridiscente, géiseres y manantiales venenosos marcan el paisaje inhóspito, del que surgen las ruinas de un asentamiento: Dallol; Un desastre volcánico que dejó huellas en la isla de Montserrat; En Uzbekistán una flota de barcos fantasma en medio del desierto; Además, un terremoto masivo en Taiwán el 21 de septiembre de 1999 desencadena la licuefacción del suelo, dejando una ola de destrucción a su paso, entre ellas las ruinas del templo de Wuchang; y también la historia de la presa de Vajont en el norte de Italia.