Paul y Semir, perseguidos por la mala suerte, buscan al jefe de la droga, «el cochero», basándose en un orden interno paralelo al de la BKA, pero su inusual nombre en clave es casi todo lo que la policía conoce sobre el criminal. Un rastro caliente finalmente lleva a Semir y Paul a la cárcel con la prisionera Franka, que está ahí por robar 100 lavadoras.