El circo llega finalmente a Babylon, que resulta ser un pueblo minero prácticamente deshabitado debido a un grave accidente en la mina. Contra todo pronóstico cuando abren el espectáculo la noche siguiente empiezan a llegar un montón de mineros cubiertos de polvo. Hay, sin embargo, algo extraño en sus caras, libres de toda expresión, y en sus movimientos, lentos y acompasados.