Al ver que Tama recibe muchos clientes que van a confesarle cosas de su vida, Gintoki decide aprovecharla y monta un confesionario al lado del Bar Otose. Lo que parecía ser un gran negocio para pagar la renta pronto se vuelve en un calvario para él, cuando empieza a recibir a conocidos que han realizado actos que lo perjudican gravemente.