La entronización de Erwin Josef bajo el control de Reinhard von Lohengramm y Klaus von Lichtenlade despierta la insatisfacción entre los nobles, destacándose el duque de Braunschweig y el marqués de Littenheim. En este ambiente tenso, la única hija del conde de Mariendorf, Hilda, solicita una audiencia con Reinhard: viene a anunciarle su apoyo en la guerra civil que se ya se barrunta.