Cuando la jefa de equipo Raphaëlle Coste acude al departamento de archivos forenses de la policía en busca de ayuda para una de sus investigaciones, no tiene ni idea de que está a punto de cruzarse con una joven tan asombrosamente dotada como desconcertante. Esta mujer, Astrid, de 30 años, es un recuerdo vivo de las investigaciones criminales. Su característica singular: es autista.