Ambientada 10 años después de que Dexter desapareciera en el ojo del huracán Laura, la serie lo encuentra viviendo con un nombre falso en la pequeña ciudad de Iron Lake, Nueva York. Dexter puede estar abrazando su nueva vida, pero a raíz de eventos inesperados en esta comunidad unida, su Oscuro Pasajero lo llama.
El regreso de una leyenda en el mundo de las series es siempre un evento que despierta expectativas, y eso es precisamente lo que promete *Dexter: Resurrection*. Esta continuación directa de la exitosa saga *Dexter* retoma la historia del icónico asesino a sueldo convertido en justiciero, interpretado magistralmente por Michael C. Hall. La serie, que se estrenó el 11 de julio de 2025, nos presenta una narrativa intensa que transcurre semanas después del impactante final de *Dexter: New Blood*, cuando nuestro protagonista despierta tras recibir un disparo en el pecho. Pero no todo está bien; su hijo Harrison ha desaparecido sin dejar rastro.
En esta nueva entrega, Dexter no solo enfrenta los fantasmas del pasado, sino también un presente lleno de desafíos. El peso que ha puesto sobre los hombros de su hijo se hace evidente mientras Dexter se embarca en una búsqueda desesperada por encontrarlo en la ciudad que nunca duerme: Nueva York. A medida que avanza la trama, también vemos cómo Angel Batista (David Zayas), un personaje querido por los fans desde los inicios de la saga, comienza a hacer preguntas inquietantes que amenazan con desenterrar secretos oscuros.
Uno de los aspectos más fascinantes de *Dexter: Resurrection* es cómo explora las dinámicas familiares entre padre e hijo en medio del caos. Harrison Morgan (Jack Alcott), quien había sido una figura central en *New Blood*, lucha con sus propios demonios internos, mientras intenta lidiar con el legado complicado dejado por su padre. Esto crea una tensión palpable entre ambos personajes, llevándolos a confrontar sus miedos y decisiones pasadas juntos.