A los dieciocho años, María sueña con ser monja y dedicar su vida a Dios, pero su personalidad alegre y energética le resulta un problema, ya que las monjas esperan disciplina y modales ante todo. María trata de cambiar su manera de ser, pero no le gusta, prefiere honrar a su Señor a través de la alegría y el agradecimiento por la vida y todo lo que existe en ella. La Madre Superiora le pide a María que pase algún tiempo en la casa del Barón Von Trapp como institutriz de sus hijos. El señor es viudo y ninguna de las veinticinco institutrices que había contratado antes lograron ser aceptadas por sus hijos. María, después de un tiempo y a través de la alegría, la canción y la poesía se gana el corazón y el respeto de los niños y los llena a todos de felicidad; María también logra el cariño del mismo Barón y quiere casarse con él. Sin embargo, los problemas llegan con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y los Nazis toman control de Austria. La familia Trapp no está contenta con su nueva vida y no aprecian que el mismísimo Adolfo Hitler quiera que ellos canten para él en sus fiestas. Por eso, abandonan Austria para irse muy lejos;a Suiza para empezar su nueva vida, lejos de la guerra en Europa.