Temido y venerado a partes iguales, el Soberano Gris vuelve a la vida en el mundo encantado de Dicathen, ahora haciéndose llamar Arthur Leywin, tras una enigmática desaparición. Mantiene su antigua sabiduría, aunque comienza su nueva existencia bajo la apariencia de un infante. Con el paso de los años, comienza a dominar la magia y a forjar su propio camino para rectificar los defectos de su anterior existencia.