En la última batalla, Van incurre en lesiones potencialmente mortales que Hitomi descubre que coinciden exactamente con el daño de batalla de Escaflowne. Afortunadamente, Dryden (el prometido de Millerna) aparece y usa su conocimiento de tecnologías antiguas para convocar a los constructores originales de Escaflowne. El Ispano repara Escaflowne y, en el proceso, cura al piloto cuyo pacto de sangre entrelaza su destino con el de Escaflowne. Así restaurado, Van se apresura a vengarse de los Dragon Slayers, a pesar de las consecuencias.