La fulminante muerte del rey Carlos hace que el destino de la reina Ana sea incierto. El vacío del trono es ocupado por su primo, Luis de Orleans cuyo deseo es desposar a la viuda reina. Pero para ello, necesitará el beneplácito del Papa Alejandro. Mientras, en Flandes, Juana vivirá una fuerte decepción al ser testigo de cómo su marido prepara una alianza con Francia en contra de los intereses de Castilla.