George, un arquitecto de treinta y tantos; descubre que su hija Tessa, de 16, tiene una caja de condones en su habitación. George se plantea qué clase de vida le está dando y decide mudarse del centro de Manhattan a las afueras de Nueva York para alejarla de las malas influencias de la Gran Manzana. Como padre soltero que es, George no sabe muy bien qué hacer para convertirse en el padre ideal y mucho menos tras haber llevado a su hija en contra de su voluntad. Tessa no ve con buenos ojos la nueva casa donde su padre la ha llevado. Tessa es una chica irónica y sarcástica acostumbrada a las maneras de la gran ciudad, al ruido y al bullicio. Ahora se enfrenta a madres teñidas y operadas, a sus hijas con sus estampados y sus brillos y a las vecinas cotillas.