Sara lucha con su instinto de protección y con no llevar sus emociones al trabajo. Cuando ella y sus colegas asaltan un burdel, se encuentra de nuevo con la responsabilidad de personas vulnerables. ¿Puede conseguir no involucrarse emocionalmente? El abuelo de Leah, Jurek, está enfadado con todo y con todos los que le rodean. Un nuevo proyecto de integración en el barrio se convierte en su nuevo objeto de odio. Jesse es un viejo zorro, pero siente que está perdiendo el control. Un terrible crimen le recuerda que no siempre puede vigilar a su hija mayor.