La joven está aterrorizada y afirma que fue Adán quien la encerró, pero Adán no recuerda nada. Es imposible para él pensar con calma: sus colegas Julie y Hugo lo visitan, un agente está de servicio día y noche frente a su puerta, su hijo requiere atención, Julie quisiera encontrar la relación romántica que tenían antes del accidente, y Rosen, el policía de la IGPN, interroga a todos a su alrededor. Adam es incapaz de armar el rompecabezas de su pasado. Sobre todo porque fragmentos de recuerdos, que datan de su infancia, lo golpean: ¿y si su pasado fuera el eslabón perdido? Billon, el psiquiatra cuyo nombre encontró en su diario. A medida que se acumula la evidencia, Adam flaquea: ¿y si es el asesino en serie?