En el verano de 1974, Willy Brandt (canciller alemán) se ve obligado a dimitir por el caso Guillaume y el Watergate tiene a Nixon contra las cuerdas, pero Alemania entera vive la euforia del Mundial de Fútbol que acoge la República Federal. La guerra fría está por todas partes y en ningún lugar se palpa tanto como en la dividida Berlín: en la parte oeste, se disfruta de libertad sin límite, mientras que, en el este, la Seguridad del Estado (la terrible Stasi) intenta controlar a sus habitantes. Y, desde ambos lados del Muro, agentes y espías observan con desconfianza lo que ocurre al otro lado.