El cadáver de una mujer joven se encuentra en el lago Pavin, Auvernia. La puesta en escena del asesinato molesta a los investigadores porque no es sin evocar una leyenda local: provocando la ira de Dios, los pecadores de Besse fueron enterrados y luego cubiertos por las lágrimas del Diablo. El capitán Bruno Romagnat comienza una investigación aún más delicada, ya que conocía al difunto. Trabaja junto a la Jefa de la Oficial en Jefe Aurélie Lefaivre. Romagnat se pregunta si el asesino no consideró a su víctima un pecador.