La inauguración de la exposición de un famoso artista sorprende a los invitados: una de las esculturas tiene incrustado el cadáver del propio autor. Tras examinar la escena, Sniffer se hace cargo del caso. Inmediatamente llega a la conclusión de que no se trata de un peculiar intento del artista de "inmortalizarse en el arte", sino de un asesinato con motivos poco claros... Mientras tanto, la policía de Tallin investiga el asesinato de Erika y su amiga.