Tras la traición de losWraith que han comenzado el viaje de dos de sus naves hacia la Tierra con el doctor McKay y Ronon Dex a bordo, la doctora Weir le ordena al coronel Caldwell que ataque a los traidores con la Dédalo y la Orion en un intento desesperado de frenar su avance hacia la tierra. Todos creen que el coronel Sheppard ha desaparecido en combate, pero él ha logrado posar su nave en una de las naves colmena y trata de idear un plan. Mientras Elizabeth Weir es llamada desde la tierra para que acuda allí rápidamente para responder ante los últimos fracasos de la misión. Ella les advierte que si revocan sus órdenes ella se despedirá pero no se deciden y al pasar el tiempo Weir decide seguir adelante.
Aprovechando que las naves se paran para recargarse Sheppard intenta contactar con McKay y Ronon pero sus transmisores están muy lejos del lugar donde los tienen prisioneros y el único que puede oírle es Michael que le ofrece ayuda ya que sus antiguos camaradas lo repudian y lo tienen condenado al ostracismo más absoluto porque tras lo que le hicieron los humanos los Wraith ya no lo ven como uno de ellos. Él le sugiere que apunte con su nave al hiperpropulsor central antes de que lo descubran. Mientras Ronon consigue romper la tela de la celda colmena que le atrapaba y se libera, liberando también a McKay.
La Dédalo y la Orion atacan las naves colmena con toda su artillería mientras Sheppard, McKay y Ronon está todavía a bordo. Una batalla monumental espacial se origina y la Dédalo daña una de las naves colmena (en la que Sheppard, Michael, McKay y Ronon están ). Orion llega y destruye la otra nave. Lamentablemente, Orion tuvo que sacrificar sus escudos para usar sus armas, y es destruida por la nave colmena que queda aunque la tripulación logra refugiarse en la Dédalo. Sheppard y los demás logran incapacitar la nave donde están y escaparse a la Dédalo. Pero los problemas no han acabado ahí ya que ahora la situación es crítica.