En un camión aparecen los restos de un aficionado a los videojuegos, el único que ha conseguido una puntuación perfecta en un juego muy conocido. El joven se dedicaba a cobrar a otros fans por probar la máquina con la que había conseguido el récord, pero por su lucrativo negocio y su estatus de campeón se había ganado muchos enemigos. Mientras, Hodgins, Sweets y Colin acampan por turnos en una cola para conseguir entradas para un estreno.